Esto que parece un plato de spaguetti al curri es en realidad mi primera incursión en el teñido natural. Hacer nuestros propios tintes naturales en casa, sin utilizar productos extraños o tóxicos (y sin tener ni idea de química) es una gozada, sobretodo cuando ves los resultados que se pueden llegar a obtener. Y aunque yo soy novata total en esto, quiero compartir contigo mi pequeño experimento. Vamos allá.

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Hace tiempo conseguí unos ovillos de algodón en un mercado de intercambio al que acudí una mañana de domingo. Es un mercado organizado por una comunidad de intercambio, que utiliza el Sistema de Interambio Comunitario (Community Exchange System) para funcionar, y en el que se organizan periódicamente mercados en las plazas o parques de los barrios y pueblos. En las comunidades de intercambio no existe el dinero y por tanto no es posible la especulación. En cambio, existe una moneda social  para facilitar el intercambio de bienes y servicios entre personas.

Estos ovillos que encontré eran de una mujer que antes se dedicaba a tejer en telares y los llevó a uno de estos mercados.

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Como ves eran totalmente blancos, pero ella misma me propuso que los tiñera con tintes naturales que podía hacer en casa. Así que me los llevé, indagué por internet sobre el teñido con hojas, flores, cáscaras de frutos secos y otros vegetales que tenemos a mano y me puse a ello.
La principales ventajas que encontré: es barato, fácil, seguro y no contaminante. Te voy a explicar el proceso, que es muy sencillo, por si te animas a probarlo. Decirte que se puede teñir sobre ovillos y telas de algodón, lana y otras fibras naturales.

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Proceso de teñido

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En mi caso, porque hay otras formas de hacerlo, utilizo vinagre y sal como fijador del color, porque es lo más barato y no necesitamos buscarlo, ya lo tenemos en casa.
Se pone a hervir un litro de agua en un cazo bien grande con 3 cucharadas de sal y 3 de vinagre. Se introduce el material tintóreo (por ejemplo, pieles de cebolla) y se deja un rato en el fuego.

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Después se cuela el agua con el tinte y se introduce el algodón. Dependiendo del rato que se deje a remojo se obtendrán unos colores más o menos intensos y oscuros. Es conveniente ir removiendo de vez en cuando el algodón para que el color sea uniforme. Se enjuaga y se deja secar. Hay que tener en cuenta que aunque parezca que está tomando mucho color el algodón, al enguajarlo y al secar pierde bastante.

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En estas fotos puedes ver los diferentes resultados después de teñir con piel de cebolla (anaranjado), cúrcuma (amarillo intenso) y vino tinto (morado). Se pueden mezclar materiales tintóreos para obtener otros colores y tonalidades. Por ejemplo con piel de cebolla y cúrcuma se obtiene un tono dorado muy bonito. ¿Te animas a probar con tus propios tintes caseros?

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